La normativa que rige las instalaciones eléctricas domésticas, sujetas al Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión (REBT), comprende las instrucciones técnicas (o ITC) descritas por las BT diseñadas a este efecto (en concreto, desde la BT01 hasta la BT51).
Aunque dichas especificaciones normativas estén elaboradas para conocimiento de instaladores eléctricos profesionales, su aplicación es universal. Por ello, a continuación enunciaremos algunos de los puntos más destacados del REBT, haciendo alusión a aquellos detalles que cobran una importancia mayor para garantizar el correcto funcionamiento y la seguridad de cualquier instalación eléctrica doméstica.
Distribución eléctrica
El REBT establece que, para instalaciones eléctricas domésticas, las distribuciones de corriente alterna deberán ser de 230 V entre fases, para las redes trifásicas de 3 conductores (las más utilizadas en circuitos domésticos).
Es necesario conocer con anterioridad al diseño de la instalación cuál será la carga que soportará, es decir, la potencia en vatios que se requerirá para abastecer todos los receptores (lámparas, electrodomésticos y demás utensilios eléctricos) dependientes de dicha instalación.
Los metros cuadrados de la vivienda y la suma total de la potencia requerida condicionarán el grado de electrificación necesario para cada instalación eléctrica doméstica, un asunto que trataremos más adelante con mayor detalle.