“Si decido producir mi electricidad, ¿por qué tengo que pagar?”
Cada día hay más interés por el autoconsumo. Pero los pocos que dan el paso tienen que sortear un mar de obstáculos.
Tengo placas solares instaladas sobre el tejado de mi casa, una vivienda unifamiliar . El cielo está despejado y la producción marcha a buen ritmo. El medidor que guardo en el sótano indica que el 30% de la energía me llega directamente del sol.
Según la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), el interés por el autoconsumo es creciente. Sin embargo hay incertidumbre por una regulación que no termina de aprobarse. Que amenaza con penalizar estas construcciones y mantiene casi paralizado el mercado. Hay empresas instaladoras que tiene presupuestos hechos a gente que de verdad quiere ponerlo.
Yo no quise esperar
Cansado de ver aumentar la factura de la luz, instalé siete placas fotovoltaicas. Con una potencia de 1,75 kilovatios. Me permiten ahorrarme unos 400 euros al año, más o menos el 30% de la factura. Invertí 6.500 euros y tardaré en rentabilizarlo más de 16 años. Pero me compensa.
Mi instalación está diseñada para desviar los excedentes de energía a un termo con 200 litros de agua. Éste abastece la calefacción y el agua corriente. Un sistema de almacenaje que permite aprovechar la práctica totalidad de la energía producida por la planta solar.
“Si sumas el consumo de gas que tendrías que hacer si no tuvieras un termo o una batería, al final los números salen peor o no salen”
Una norma disuasiva
El modelo diseñado por el Gobierno obliga a los autoproductores a regalar a la red eléctrica todo lo que se consuma de manera inmediata. Pero hay un problema. En viviendas las horas de mayor producción (durante el día cuando hay sol) no suelen coincidir con las horas de mayor consumo (normalmente por la noche). Por ello, a veces, sólo se puede aprovechar entre un 20% y un 30% de lo generado. Los consumidores reclaman lo que se contempla en otras regulaciones sobre autoconsumo en Europa y EEUU. Es decir, que se aplique el balance neto, que permite descontarse esos excesos de producción en la factura de la luz. Pero el Gobierno no ha contemplado esta medida en ningún caso.
El escándalo es que tú estás regalando electricidad a la red y la compañía eléctrica le está cobrando esa misma electricidad a tu vecino.
Otro canon. El impuesto al sol
Otro de los aspectos más controvertidos del real decreto es el peaje de autoconsumo el conocido como impuesto al sol. Un canon que se cobrará a los productores por consumir la energía que ellos mismos generan. El Gobierno se vio obligado a rebajar esta tasa y exoneró del pago a las instalaciones de una potencia inferior a los 10 kilovatios. Estas son las que sirven para soportar el consumo de una vivienda o un pequeño comercio. La medida deja fuera a las instalaciones más potentes, como las que se necesitarían para sostener una fábrica, por ejemplo, que tendrán que seguir pagando por consumir.
Nos libramos, pero sí tendremos que hacer frente a un cargo fijo que se cobrará por la potencia instalada. Está destinado al mantenimiento de la red. En total supondrán unos 19 euros al año adicionales. Pero si decido producir mi propia electricidad, ¿por qué tengo que pagar?”